A veces caminas solo por caminar, sin un rumbo fijo, sin sentir. Te sientes vacÃa hasta que llega el momento en el que duele mucho, ya te cansas de todo y de todos, pero lo único que deseas en esos momentos es sentir. DarÃas todo de ti, con tal de sentir, darÃas cada pequeña cosa de ti con tal de sentir, pero lo darÃas con tal de que no sea fugaz, darÃas todo con tal de sentir pero que dure algunos años y quizá toda una vida, pero simplemente eso jamás llega a pasar entonces te llenas de un rencor hacia ti, de un odio hacia los demás que solo sale a flote cuando otra vez este sentimiento amenaza con emerger, quisieras tener un saco de boxeo contigo todo el tiempo. Golpearlo y gritar con toda tu fuerza hasta que ya no tengas voz y tus nudillos sangren, asà quizá ese dolor molesto irradiante de fastidio disminuya y dejes de sentirte de esa forma.
Llegas a casa, tiras tu mochila a cualquier lugar mientras te sientas en tu cama con la cabeza gacha y tus brazos apoyándose en tus piernas, no sabes cómo deshacerte de esa molestia, sabes que te pesa mucho e ideas muchas maneras de liberarte, pero lamentablemente quizá jamás sucedan, sin embargo, lo más extraño es que te lo guardas siempre para ti misma esperando que alguien se dé cuenta, lo triste es que nadie lo hace.